A principios de 2010 abrí mi primer espacio de coworking. Por aquel entonces sólo éramos 14 o 15 novatos en toda España que teníamos mucha ilusión y poca idea de lo que hacíamos, pero una gran actitud y ganas por aprender unos de otros.

Entre todos fuimos, a base de prueba y error, inventando nuevas tarifas que no existían, contratos para gestionar los espacios, normas internas para nuestros coworkers, o cómo capear con la administración para conseguir unas licencias de apertura que no existían tipificadas. Las ideas que alguno de nosotros creaba,  el resto compartía y hacía suyas también. Fue a mi entender una época dorada de co-creación de algo nuevo. La innovación más pura.

Foto: Stephano Borgi – CWSC 2015

Hoy día hay miles de espacios de coworking sólo en España. El movimiento ha crecido gracias a que unos se han inspirado en otros. ¿Nos han imitado o copiado?  Yo considero que es inspiración y que eso mejora los productos o servicios. Igualmente, nosotros seríamos de los primeros en España o en Europa, pero ya nos habíamos basado a su vez en iniciativas que se realizaban en otros países como EEUU, las cuales fuimos adaptando a nuestras necesidades.

En 2015 decidí que sería interesante llevar el concepto y la filosofía del coworking al mundo online (de hecho en todas mis conferencias o intervenciones del sector siempre digo que el coworking no va de oficinas, va de personas), y creé a través de la herramienta SLACK un coworking online donde se pudiera vivir la experiencia vital de un espacio físico pero sin barreras de localización. Canales profesionales, ocio, y opciones para ayudarse unos y otros sin compartir el mismo espacio.

¿Yo fui el primero? No, antes había visto alguna iniciativa similar que me inspiró, como por ejemplo la de Alex Hillman, referencia del coworking en USA, donde a través de su espacio IndyHall en Philadelphia habían creado canales de comunicación online. A partir de entonces ideamos y lanzamos nuestro ISLAND PASS como complemento a nuestro espacio físico de Fangaloka en 2016. Tanto antes como después han surgido diferentes iniciativas de comunidades similares, que han aprovechado todo este conocimiento común para crear inspirados por los que antes se lanzaron a la aventura.

En Marzo de este 2020 tan atípico y complicado, en el momento más duro del confinamiento decidimos que había llegado el momento de ampliar y ayudar a toda la gente y profesionales aislados por la Pandemia, y nuestra iniciativa online, que era algo más cerrado a nuestras comunidades internas se convirtió en www.coworkingonline.es , y abrimos las puertas al mundo en general. Nuestra iniciativa superó todas las expectativas y más de 200 profesionales de 11 países se unieron a nuestra comunidad en menos de un mes. Seguimos trabajando con SLACK pero nos dimos cuenta que es una herramienta estupenda para equipos de trabajo más cerrados y exclusivamente profesionales, pero que le faltaban muchas cosas a la hora de gestionar y dinamizar un espacio de coworking online. Ya había varias comunidades que se estaban gestionando también a través de SLACK pero creíamos que se podía mejorar mucho. Y de repente descubrimos DISCORD, una herramienta que se utilizaba en su mayoría para conectar comunidades de gamers  y que conocen de sobra los chavales de 15 años, pero muy pocos profesionales, ya que inicialmente no está pensada para trabajar. Esta herramienta la pusimos a prueba organizando nuestro primer Techstars Startup Weekend a nivel internacional online. Todo un fin de semana con más de 130 personas en línea trabajando por equipos, comunicándose y recibiendo apoyo de mentores para desarrollar 15 Startups durante ese corto periodo de tiempo y que resolvieran problemas derivados del COVID19. Nos sorprendió lo versátil e interactiva que podía ser, y tras la experiencia decidimos implementarla en la versión 1.2 de nuestro espacio online. Desde Abril de 2020 estamos utilizando DISCORD para gestionar www.coworkingonline.es y definitivamente las demás comunidades online que conozco deberían dejar SLACK y cambiarse a DISCORD.

¿Entonces quiere decir que nos van a copiar? Ojalá!!… estaremos encantados.

No tardarán (o no deberían tardar) mucho en imitarnos, pero tal y como decía en el título, me encanta que nos copien, porque supondrá mejoras e innovación, y seguramente alguien le saque partido a nuevas funcionalidades que igual hoy yo ni contemplo, y de esta forma podré implementarlas también en el futuro y mejorar nuestra plataforma.

YO COPIO, TU COPIAS, ELLOS SE INSPIRAN….

“Si he visto más lejos ha sido subiéndome a hombros de gigantes”

Esta frase que hoy es el lema de Google Academy, fue escrita por el filósofo neoplatónico francés del siglo XII Bernardo de Chartes, pero fue popularizada por Isaac Newton, en una carta dirigida a Robert Hooke en 1676. Muchos científicos de los siglos XVI y XVII sentaron las bases y desarrollaron los conocimientos necesarios para que, gracias a los esfuerzos combinados de todos ellos, Newton construyera su teoría. Sin ellos, no habría tenido la formación adecuada ni la inspiración para sus descubrimientos. Fueron sus Gigantes, y Newton los reconoce como tales.

Evolucionamos gracias a los descubrimientos de otros, mejoramos gracias a toda la humanidad.

Por lo tanto, ¿hasta qué punto se copia y hasta cuál se considera inspiración para innovar?

Cada vez que veo publicado en una web o artículo: “El primer (póngase aquí: coworking, red social, aplicación, etc..) de habla hispana”o similar, creo que muere un gatito.

Pongamos el ejemplo del coworking, que como profesional del sector me atañe personalmente. Yo fundé uno de los primeros espacios de coworking de España y Europa hace ya casi 11 años, a principios de 2010, ¿Realmente es de los primeros? Si nos vamos hacia atrás en el tiempo, resulta que el primer espacio considerado coworking del mundo fue The Hat Factory en San Francisco, creado por Brad Neuberg en 2005. Quizá fue el primero al que se le pudo llamar coworking pero ya en 1995, con la misma filosofía nacía C-Base en Alemania. ¿Se llamaba coworking? No, pero su concepto y filosofía era el mismo. Unir a una serie de profesionales de distintos campos y generar innovación a través de compartir experiencias y generar sinergias entre ellos.

No obstante, antes de todo aquello nacía la Bauhaus, una escuela fundada en Alemania a principios del siglo XX, que por primera vez reunió a profesionales de disciplinas como la arquitectura, el diseño, la fotografía y el arte creando todo un movimiento con una gran repercusión.

Volvamos a España. A finales del siglo XIX nace el Café Gijón, punto de encuentro de dramarturgos, poetas, escritores, pintores. Ilustres de la generación del 98 o del 27 se dejaban caer a menudo en sus famosas tertulias. Para mi esto ya era un espacio de coworking, no creo que estas personas fueran atraídas por el gran café que servían, sino por nutrirse de la experiencia e inspirarse en otras personas para crear algo completamente nuevo. Sin embargo, por supuesto su nombre no era coworking.

Entonces ¿cuál fue el primer espacio de coworking? ¿Todos los demás hemos copiado unos de otros o nos hemos inspirado en grandes “hombros” donde asomarnos y aprovechar esa visión para seguir creando y evolucionando?

Esa es la filosofía del software Open Source. Es la comunidad la que a través del conocimiento acumulado de otras personas (aprovechando los anteriores errores cometidos) hace crecer y mejorar sin estar atados a grandes presupuestos o tiempos eternos, ya que el trabajo lo realizan en conjunto cientos o miles de personas. Ejemplos claros son el sistema operativo Linux, o la gran comunidad que mejora día a día WordPress.

Como mentor y consultor de emprendedores y startups desde hace varios años, es habitual que me llegue el emprendedor ilusionado a contarme su idea genial con la que va a cambiar el mundo, que es el primero de la historia en ese servicio o producto, y que me quiere incluso hacer firmar un documento de confidencialidad… os podéis imaginar su cara cuando les muestro ideas que ya se están desarrollando prácticamente iguales a la suya. En un mundo globalizado las ideas valen de poco, seguro que ya hay alguien que está trabajando en algo similar. Lo que importa es cómo las ejecutes o las mejores.

En la mayoría de los casos, y tras el chasco inicial, estos emprendedores una vez asumido que su idea no es exclusiva se esfuerzan en buscar cómo mejorarla o solucionar mejor el problema. Por desgracia, en alguno de los casos, el emprendedor, aunque le demuestres lo contrario, sigue centrado en que es el Primer ..…. del Mundo Mundial, y su arrogancia le llevará a no tener buen fin en su emprendimiento.

Dos personas pueden tener el mismo lienzo, pinturas y pinceles, pero lo que diferencia un cuadro mediocre de una obra de arte es la visión de cómo afrontar dicha obra.

Por ello no nos importa que nos imiten si se mejoran servicios, procesos, o la vida de la gente, ya que eso significaría que hemos aportado nuestro granito de arena y hemos logrado ser un poco esos gigantes a los que se refería Newton. Y por eso mismo nunca osaremos decir que somos EL PRIMER ESPACIO DE COWORKING ONLINE EN ESPAÑOL, pero si intentaremos ser EL MEJOR ESPACIO DE COWORKING ONLINE en el que puedas trabajar, conectar y crecer como profesional.

Por Javier Moral – Fundador de Coworkingonline.es y Fangaloka